lunes, 26 de mayo de 2014

Tú mi Chuck, yo tu Blair.

Este es tu momento, no hay duda. Echas la vista atrás y te das cuenta de todos los errores que cometiste y de todos los tropezones y caídas de los que te tuviste que recuperar. Te ríes como el día que llorabas juraste que harías. Te ríes en la cara de tus errores, de todos y cada uno de ellos pues todos o casi todos tienen nombres y apellidos. Te ríes de la persona que juro no irse de tu lado y ser tu "amiga para siempre", de la persona que te dijo que te quería como no había querido nunca a nadie jamás para luego darte la puñalada por la espalda, de la persona que te dijo que aunque vuestros caminos se separaban te llamaría todas las semanas y jamás llamó, de esa amiga que solo fue tu amiga cuando te necesitaba y a la que tú ayudaste sin dudar pero que cuando tú la necesitabas curiosamente no estaba a tu lado, de los que un día se rieron de ti por envidia y hoy no se ríen pero te tienen más envidia aún porque vas muchos pasos por delante de ellos y eres mucho más de lo que ellos jamás serán... Te ríes en la cara de todos y cada uno de ellos y de muchos más. Tú sabías que esto pasaría que ibas a sufrir durante un tiempo pero que un día serías lo suficientemente fuerte como para reirte de todas las cosas por las que lo pasaste mal. Al fin y al cabo estás donde estás gracias a las decisiones que un día tomaste, a los caminos erróneos que escogiste pero que finalmente te llevaron al camino correcto. ¿Cómo ibas a saber entonces lo que era querer? ¿Cómo? Siempre te habían dado la espalda, te habían utilizado pero cuando tú habías necesitado ayuda te la habían negado... Entonces llega alguien que no hace nada de eso y te trata medianamente bien y te dice que te quiere y tú, ingenua de ti, te lo crees. Entonces no lo sabías pero ahora sí sabes lo que es querer. Sabes lo que es querer con locura, incondicionalmente y en todo momento, sabes lo que es pensar en una persona 24 horas al día sin cansarte, verla 5 días a la semana y pasar el fin de semana esperando que llegue el lunes para esperar a verle... Eso sí que es querer, de eso puedes estar muy segura. Querer es sufrir cuando la otra persona sufre y reír cuando la otra persona ríe, enfadarse para a los 3 minutos tragarse el orgullo y estar abrazándose como si el mundo fuera a acabarse en los próximos segundos, mirarle de lejos y que él te mire y sin poder evitarlo sonreír, coger el móvil y ver que te han hablado pero antes de contestar abrir su conversación y hablarle primero a él, querer compartir cada segundo de tu vida con esa persona y no tener la menor duda de que nada podría hacerte más feliz que eso, que te pase algo e ir corriendo a contárselo, que te pregunten por él y tú aún tratando de evitarlo sonrías como una idiota mientras tratas de explicar lo mucho que te encanta sin que la otra persona se de cuenta de que estás enamorada hasta las trancas... Ahora tu pasado te parece un recuerdo borroso del que has aprendido y mucho. Piensas vivir el momento sin pensar en el qué dirán, el qué pasará o ninguna otra cosa que pueda quitarte algo de felicidad. Tu momento es ahora. La vida te ha demostrado quien sí, quien no y quien nunca. Y lo tienes muy claro. Con él te basta, él es tu Chuck y tú eres su Blair y aunque te haya costado muchos tropezones encontrarle, le has encontrado y no le vas a soltar.