viernes, 30 de agosto de 2013

Escribo para mí, no espero que lo entiendas.

Todo va perfecto, a pedir de boca, estás con alguien que te hace feliz y no lo cambiarías por nada del mundo. Vas por tu barrio un día cualquiera con una amiga, hace tiempo que no te paseas por ahí. Estás distraida hablando y de repente le ves, como un fantasma de un pasado no tan lejano... Miles de imágenes y momentos te vienen a la cabeza amenazando por romper todas tus defensas. Empiezas a marearte y te tiemblan las piernas y tú mente suelta un "tú, pedazo de idiota, le habías olvidado, qué haces aquí poniéndote nerviosa". Te mira, le miras, como dos desconocidos cualesquiera que se cruzan por una calle cualquiera, pero no. Nadie diría que algún día os jurasteis amor eterno mirando al cielo en algún lugar, que lloraste durante meses antes de irte a dormir porque le echabas de menos, que te destrozó el corazón, que se arrepintió, que le enterraste en algún lugar de tu memoria con la esperanza de no volver a verle más... No sé como aún hoy en día consigue desordenarme y dejarme echa un lío. Supongo que hay amores que por muy breves que sean no se olvidan jamás, se quedan en ti a modo de cicatrices y el día menos pensado vuelven a doler. Hoy me dueles, me dueles y mucho. Ahora estoy con otra persona que me quiere, me respeta y me hace feliz, y sin embargo, tú... Tú aún me dueles. Escribo para mí, no espero que lo entiendas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario