lunes, 15 de abril de 2013

Yo, ti, te, contigo.

Es increíble como una persona que a simple vista es igual que cualquier otra pueda conseguir en tan poco tiempo lo que otros no lograron en años. Dicen que cuando conoces a tu media naranja lo sabes. Pues bien, no sé si es mi media naranja, mi medio limón o la pieza que le faltaba a mi puzzle pero desde luego, desde el primer momento en el que nos cruzamos por el pasillo supe que era él y por qué nunca había funcionado con otros. Diréis "¡qué tontería!, pero creedme, se sabe. Conoces a muchas personas y pocas dejan huella pero entonces conoces a una que te marca para siempre. No sabes si durará eternamente o si algún día se verá forzado a acabar pero sabes que su huella no la podrá borrar ni el tiempo y eso que dicen que él puede con todo. Bueno, no con todo, porque él aunque suene increíble, él puede parar el tiempo. Es capaz con un solo beso de hacer vibrar todas y cada una de las células de mi cuerpo, de hacer que me de igual si es de día, de noche, si estoy en plena Gran Vía con miles de personas alrededor o si estamos solos en su cuarto. El único problema es que el tiempo a su lado pasa demasiado rápido, siempre quiero más. Le echo de menos cuando no está y odio todas las despedidas, aunque sea un "hasta mañana" disfrazado en forma de beso. No sé, supongo que solo es una historia más de esas de "chica conoce a chico y chica se enamora" pero para mí ni Hollywood ha creado aún una historia así de bonita, y sobre todo, real. No soy firme defensora de dejar que el destino sea el organizador de tu vida pero si tuvo algo que ver en esto, le debo mil y un favores inmensos. Porque yo ya decía que iba a ser una solterona "cometartasatodashoras" que viviría sola con sus 1000 gatos.   Es más, quería que fuera así, no quería volver a querer a nadie para que luego la herida volviera a doler. Pero a él no pude odiarle, el no es igual al resto. Yo creía que los chicos como él se habían extinguido, y entonces, le encontré. Después de este tiempo me he dado cuenta de que lo que yo un día me atreví a llamar "amor" no tenía nada que ver. Tampoco sé si lo que ahora siento lo es, pero desde luego esto es un millón de veces más intenso que aquello que un día sentí. No pido demasiado.. Por cada día un beso, aunque me considero suficientemente habil como para robarte alguno más, alguno que otro de esos abrazos de esos que parecen chillar "no te quiero soltar nunca", alguna sonrisa... Porque no quiero flores, bombones, ni palabras bonitas que no demuestran nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario