sábado, 19 de enero de 2013

The end. (Esta vez sí)

Pienso en ti y se me encoge el corazón en un segundo. Supongo que ese es mi problema, pensar demasiado, sentir demasiado. Las decepciones que más duelen son las de las personas a las que más quieres. Para mí la mayor es darte cuenta de que la persona a la que querías es una persona totalmente diferente que en su día fingió para conseguir lo que quería. Me he dado cuenta de que quiero a un recuerdo, de que no le quiero a él. Él no es el mismo, se ha convertido en todo lo contrario, en un completo desconocido. Supongo que es mejor dejar la historia así porque estaba dispuesta a cometer mil y un errores por él de los que quizás me hubiera arrepentido. Es un tanto frustrante oir el dichoso "te lo dije" de la gente, sé que yo en el fondo también sabía que me volverías a fallar pero como siempre tenía nada que perder y mucho que ganar. Quizás no tanto, siento verdaderamente haberle dado más importancia de la que él merecía. Ahora soy fuerte, mucho más fuerte. No obstante, sé que volvería a caer, porque mi debilidad tiene nombre y apellidos y es oir su voz y olvidarme de todo. Tengo ese pequeño, gran, enorme defecto, ilusionarme demasiado y demasiado rápido, creer que por el hecho de que yo no sea capaz de mentir a la gente que quiero ellos no me mentirán a mí. El mundo ya no funciona así, todo es una gran mentira, todos mienten y él el que más. Ojalá todas sus palabras hubieran sido verdad y hubiera cumplido todas sus promesas. Le odio, y estoy feliz porque por fin puedo odiarle.

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