lunes, 17 de diciembre de 2012

El problema es que el demonio tiene una sonrisa muy bonita.

-Me ha vuelto a hablar..
+¿¡QUÉ?! ¿Qué te ha dicho?
-Me ha dicho que quiere que todo vuelva a ser como era hace un año, que me promete que esta vez se va a esforzar..
+¿Y tú que le has dicho? A mí esto no me huele nada bien.
-Que no le creo, que ya me ha prometido muchas veces el cielo y no me ha dado ni un pedacito.
+Buah, tú pasa, no le hables, que este siempre hace lo mismo, cuando ve que te pierde vuelve con el rabo entre las piernas, pero esto le dura un día y luego vuelve a tratarte como una mierda. Tú no te mereces esto, en realidad nadie te merece pero él está entre los que menos.
-No puedo pasar de él..
+¿Cómo que no puedes?
-Me arrepentiré.. ¿Y si esta vez es la definitiva? ¿Y si no miente?
+Va a hacerte daño y lo sabes, ahora dices que no pero en unos días llorarás..
-Lo sé.. ¿Pero acaso no lloro ahora porque él no está?
+Hazme caso...
Unos días después:
-Tenías razón... ¿Por qué no te hago nunca caso si siempre tienes razón?
+Le quieres demasiado y crees que todo lo que tú estás dispuesta a hacer por él es igual a lo que él está dispuesto a hacer por ti. Te ilusiona y luego se cansa de ti. Le gusta hundirte para salir a flote. Solo aparece cuando se da cuenta de que estás rehaciendo tu vida. Sabe que eres una persona magnífica y no quiere perderte pero tampoco quiere estar contigo porque está muy ocupado preocupandose en si mismo y en mantener intacto su orgullo. Cualquiera en su lugar se lo habría tragado para no perderte.

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