domingo, 8 de julio de 2012

I miss how happy I was with you.

Recuerdo esos días de enero en los que volvía a casa corriendo para hablar contigo. Recuerdo como cuando estaba en clase sentada hacía como que atendía cuando en realidad estaba lejos, muy lejos, pensando en ti y en las ganas que tenía de verte. Recuerdo la impotencia de no poder verte más que dos o tres veces a la semana cuando quería pasar las 24 horas del día contigo. Recuerdo cada risa, cada llanto, cada incertidumbre, cada abrazo, cada beso, cada palabra que me regalaste. Recuerdo todos y cada uno de los detalles de ese pequeño tiempo que pasé contigo. Recuerdo como deseaba que llegara la hora de llamarte a casa y que sin darme cuenta estuviera más de una hora al teléfono oyendo tu voz, esa voz que ahora tanto echo de menos. Recuerdo como sonreía todo el día, lo feliz que era por haberte encontrado. Recuerdo las veces que le di gracias a Dios por haberte puesto en mi camino. Recuerdo que no quería perderte nunca. Recuerdo como hubiera hecho cualquier cosa por ti y como estuve a punto de cometer más de una locura. Recuerdo como al volver a casa después de estar contigo olía a ti. Recuerdo como me encantaba ese olor, como me olía el pelo y te echaba de menos y pensaba en el momento de volverte a ver. Recuerdo esos mensajes inesperados que me provocaban una sonrisa inmediata y que el mundo me mirara como si sufriera algún tipo de locura. Recuerdo como era sentirme querida, respetada, protegida.. Pero también recuerdo cuando me perdí y lejos de pedirte ayuda me alejé de ti. Recuerdo cuando me dijiste esas palabras que se han quedado grabadas a fuego en mi corazón "nunca encontrarás a nadie que te quiera y te trate como yo". Recuerdo que en ese momento no tuvieron ningún sentido pero la verdad, creo que ahora no hay palabras que tengan más sentido que esas. También recuerdo que volví a por ti pero ya era tarde. Recuerdo que me dijiste que estabas intentándolo con alguien. Recuerdo que en ese momento se me hizo un nudo en la garganta y se me cayó el alma a los pies. Recuerdo que lloré, que lloré desconsoladamente y no solo entonces, sino muchas de las noches que siguieron a aquel día en el que, tonta de mí, me di cuenta de que te había perdido para siempre. También recuerdo cuando te vi con ella y tuve que hacer un esfuerzo para hacer como si no me importara ni me causara dolor. También recuerdo todas esas películas de amor que me recordaban a ti. Recuerdo esas noches cuando a punto de dormirme oía en mi cabeza tu voz diciéndome ese "bebé" que me encantaba o ese "te quiero" que me quitaba la respiración. También oía tus "buenas noches bebé", esas sí que eran buenas noches y no las de ahora. Aún tengo más de una nota de voz guardada en el móvil pero me da miedo escucharla, temo mi reacción. Sobre todo me he dado cuenta de una cosa, de que aunque lo niegue rotundamente te sigo esperando como el primer día que pasé sin ti y aunque sé que no volverás me queda aún la esperanza de que cuando menos me lo espere lo harás. Porque no quiero querer a nadie más o debería decir no puedo. Porque aunque me cueste admitirlo te echo de menos un poco demasiado, un poco a menudo y un poco más cada día. Porque me dijiste que podría vivir sin ti y yo lo afirmé. Claro que puedo vivir sin ti, lo estoy haciendo pero así no soy feliz. Cada día cuando cierro los ojos me digo a mí misma: "muy bien, lo he conseguido. He logrado sobrevivir un día más sin él". Porque aunque no se lo diga nunca a nadie, echo muchísimo de menos lo feliz que era contigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario